Heraldo magnífico, ha dado usted en el blanco (o negro) de mi alma.
Cómo mueven sus dedos y los brazos, las miradas y los tacones, esas muchachas en flor, una bandada de ángeles que se acercan a la tierra para decirnos que la belleza es el punto de encuentro de la vida.
¿Que decir de ese hombre? ¡cómo canta, con qué pasión denunciando a esa infame que le ha robado el alma!
Y las cuerdas de la guitarra a punto de estallar, ay qué grandioso.
5 comentarios:
Espectacular mi querido Heraldo, gracias.
Heraldo magnífico, ha dado usted en el blanco (o negro) de mi alma.
Cómo mueven sus dedos y los brazos, las miradas y los tacones, esas muchachas en flor, una bandada de ángeles que se acercan a la tierra para decirnos que la belleza es el punto de encuentro de la vida.
¿Que decir de ese hombre? ¡cómo canta, con qué pasión denunciando a esa infame que le ha robado el alma!
Y las cuerdas de la guitarra a punto de estallar, ay qué grandioso.
Gracias Heraldo
mis cariños siempre para vos
Dicen en la patria de mis antepasados, en esa islita que se las trae, usted ya sabe, que la mujeres en Sicilia son más peligrosas que las pistolas.
Me parece ahora que eso que dijo mi bisabuelo Vito Corleone vale para todas las mujeres del mundo. Usted, heraldo de Mondragón ¿piensa como yo?
besos besos besos
Therese no lo sé a ciencia cierta pero por si acaso me rapé la cabeza.
Tiene razón, Heraldo, manténgase al rape su cabecita genial, que ya sabemos, la lila infame, la lila infame...
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